domingo, 15 de junio de 2008

Amor de Calendarios/Agujas

Llega el catorce de Noviembre de cada año,
El reloj atómico muestra las siete de la noche
Con catorce minutos y treinta y dos segundos.
Eones pasan de largo y nada se desajusta, toda
Mi vida mantiene el mismo ritmo intermitente.

Las campanas, que doblan sin cesar en la catedral,
Me piden que me levante de mi asiento y salga a
La calle para ver las pocas estrellas que las luces
De la ciudad permiten disfrutar. Veo con ansias
El celular muerto esperando la llamada perdida.

Mi cuerpo entumecido de soledad logra sentir el
Viento de la noche que me trae tu nombre desde
Lejos. Recuerdo cada vez menos nuestro pasado
De joviales días y horas en que esperaba fuera de
Tu casa con un ramo de rosas y mi amor exaltado.

Saco del bolsillo una cajetilla arrugada, tomo un
Cigarro mentolado y lo enciendo con cerillos de
Madera para no perder el sabor del tabaco. Chupo
Sin cesar la colilla aspirando el humo para lograr
Calmar todo mi ser que se siente derrotado nuevamente.

Las matemáticas, frías y sanguinarias, no se engañan,
Y me dicen que han pasado ya cincuenta y tres años,
Siete meses, y diez días con todas sus noches*. Hasta
El día de hoy había vaticinado mi alma llegar a vivir,
Pero ahora que no estás aquí, me pregunto: ¿Habrá de
Pasar más tiempo? Y mi alma responde a suspiros
Conociendo la respuesta: El tiempo tendrá que acabar
Para que seamos liberados de este tormento.

Termino el cigarro lanzándolo con fuerza al otro extremo de la
Calle. Entro a mi habitación alquilada, recuesto con
Cuidado mi cuerpo sobre la cama, me cubro con las
Delgadas sábanas y pienso: “Mañana tendré que
Conseguir un calendario para el nuevo año y ajustar

Las agujas del reloj.”

*El amor en los tiempos del cólera, G.G.M.

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