sábado, 21 de noviembre de 2009

Lapsus Cálami

Ya habilité el blog "Lapsus Cálami" en la dirección: http://lapzuz.blogspot.com/. Espero sus comentarios, gracias por todo siempre.

martes, 17 de noviembre de 2009

Acta de oficio no. (-i) al cubo

Dado a circunstancias de la distancia partida la velocidad a la que dejó de pertenecer este blog y su contenido hará algunos meses atrás, el día de hoy clausuro el mismo permanentemente. Luego de algunas vueltas extras que he dado a las córneas dodecaédricas del tiempo, ha sido obvio que mi vocación es vender castillos en el aire con la condición de que se destruyan a las veinticuatros horas –a la manera de S. R.–, y para eso estaré abriendo “Lapsus Cálami” (un nuevo blog, aún faltan algunos detalles por terminar más un header y unas cuantas cosas). Quisiera agradecer a JC, a Torito, a Enaniza, a María, a Walleo, a Pa-mela, al Rey, a la Virgen del Rosario, de Guadalupe, de la Inmaculada Concepción, del Carmen, y los otros 26 más, y por último a la maravillosa composición fúnebre de Ramiro Vega en los momentos propicios de tertulia y muerte.


--------------Nunca de ustedes:

-----------------------------Zoriaco



Post Scríptum: siempre el tiempo contra nosotros, bastardo y miserable.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lapsus Cálami

LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
tres más y ya.
19,14;32. 141106 y si en verdad lo piensas otra vez, no es tu culpa, es simple y plana involuntariedad, miles de historias antes de este momento cercano te dicen que es así, pero siempre te equivocaste, involuntariamente por supuesto.

martes, 10 de noviembre de 2009

Lapsus Cálami

LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
LAPSUS CÁLAMI
cuatro más y ya.
19,14;32. 141106 y si lo sumas todo da noventa y seis, y si sumas eso te da quince y si sumas eso te da seis, y que todo sea seis es casi como el número de la bestia (no la de esos, sino la mía).

martes, 15 de septiembre de 2009

¡Que viva el que pueda!

-nombre no voy a despedir

-pero voy a hacerlas firmar un contrato

-donde dice que renuncian a sus prestaciones laborales

-excepto el tiempo

-y mierda no tengo el contrato entonces lo tienen que firmar mañana

-ALA PUTA MADRE!!!!!

-jajajajajaja

-viva hayek !!!!!!!!!

-maldición

-qué bueno que los iba hacer firmar el día de la independencia, qué contraste!

-jajajajajaja

-aajajajajajajaaj

-sho ps

-Jajjaja que rida

-s+

-jajajajaja

-bueno la cosa es que así lo hacen en la cervecería centroamericana

-entonces no seré la única

-jajajajajajajaja

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

-ala madre

-se pelaaaaaa

-!!!!

-jajajajajajajaja

-y bueno si les gusta bueno y si no pues hay 2583349 personas que estarían dispuestas a aceptar el trabajo

-así es el mercado

-la vida

-qué se puede hacer

-no, esa es la independencia, la nuestra

viernes, 28 de agosto de 2009

domingo, 16 de agosto de 2009

Hellsing OVA VII trailer



A esperar de nuevo, a lo mejor y aprendemos japonés en lo que viene. Mientras, a memorizarse la VI de tanto verla y también aguardar.

jueves, 16 de julio de 2009

La recuerdo así



- A un camarada de batalla
y a tu recuerdo por supuesto.

Mejor la cama destendida que tu ausencia a mi lado,
mejor sus besos que tu nombre en mi boca
y yo primavera y otoño en menos de una hora
mientras la conozco se va uniendo a mi olvido.

Esto es un trorrillo, un espiral, un ciclo...
esto de no tenerte y buscarte en pechos desconocidos
en un nombre que no recuerdo
en un vientre al que no vuelvo
es un punto más a la lista de fracasos que guardo en el cajón
junto a tu recuerdo.

La recuerdo así
como luz de día que deslumbra en el umbral
como casa de muecas todo en su lugar
con todo dispuesto para empezar a jugar
tenía tantas ganas para empezar a jugar

La recuerdo así
como la promesa que le hice y no cumplí
no importa este mundo en contra me tienes a mí
pero cuando le hice falta ya no estaba allí
le hice tanta falta y ya no me encontraba allí

La recuerdo así
me dijo no digas nada calla y no la oí
sólo quería un beso dulce antes de partir
no quería que la mirara llorar nuestro fin
no quería que la mirara llorar este fin

La recuerdo así
con el nudo en la garganta y ganas de mentir
y decirme todo va a estar bien si tú no estás aquí
no soy la primera y no eres el último así
no soy la primera y no eres el último así

martes, 14 de julio de 2009

III Columna de MetropoliD

www.metropolid.com



¿Dónde está la poetisa?

Por: walleo

“De a poco, bien por lo bajo pero con suma dignidad, el chileno Roberto Bolaño puede afirmar que es uno de los escritores más relevantes de la Latinoamérica actual. No tan erudito y performer como Ricardo Piglia, ni tan descabellado e iluminado como César Aira, sus historias viven con un ojo en el mundo de la literatura y otro en los fragores de la vida cotidiana”, dice el artículo de Gustavo Álvarez Núñez en Terra.com.

Es curioso que recomiende algo que no he realizado, y más todavía que opine al respecto, pero este es el momento ideal, considero, para leer un libro que se me ha escapado de las manos de manera intermitente desde hace algunos años. Roberto Bolaño fue un escritor chileno nacido en 1953 y que murió hoy hace seis años. De tanto un club de lectura al que asisto, pasando por un catedrático de Literatura, hasta amigos del trabajo y la universidad, he recibido grandes recomendaciones de este escritor, algunos haciendo comparaciones entre su novela cumbre: Los detectives salvajes, con Rayuela, de Cortázar, afirmándome que debo leerla a como dé lugar.

Lo que sé del libro es que trata de la búsqueda de una poetisa por otros dos poetas, cuyos contactos y personas que conocen a través de la investigación se narran en primera persona y que, de aquí posiblemente la comparación con Rayuela, no tienen un orden específico. Recuerdo que una de las cosas que me comentaron del libro que más me llamó la atención es que hay un poema que sólo es unas cuantas ondulaciones con un cuadrito encima y una gran discusión del sentido del poema, o que menciona tanto a poetas ficticios como reales, y que uno de los protagonistas quizá sea el álter ego de Bolaño, en fin, habrá que leerla, y qué mejor tiempo que este, a seis años de su muerte y el momento en que se lee su obra como desquiciado.

Es una lectura perfecta para el que ama la poesía y para aquel que cree que Cortázar lo es todo. Ya en 1999 recibe el premio Rómulo Gallegos por dicha novela. El escritor chileno es una de las figuras de la literatura latinoamericana de un peso descomunal, una capacidad narrativa absorbente y destructiva. En una entrevista por Mónica Maristain mencionó: “Me conmueven los lectores a secas, los que aún se atreven a leer el Diccionario filosófico de Voltaire, que es una de las obras más amenas y modernas que conozco. Me conmueven los jóvenes de hierro que leen a Cortázar y a Parra, tal como los leí yo y como intento seguir leyéndolos. Me conmueven los jóvenes que se duermen con un libro debajo de la cabeza. Un libro es la mejor almohada que existe”.

La obra está a la venta en la librería Sophos, a un precio de Q195; quedan pocas existencias, y por ser hoy aniversario de su muerte, aconsejo apresurarse para obtenerlo, algo que no nos debemos perder.

martes, 30 de junio de 2009

Azahares

- A la tristeza de amarte

He querido quejarme siempre de todo,

y nunca puedo hacerlo, es quizás ese

miedo a lo terriblemente innecesario

que sería hacerlo

*****

Hace un frío espantoso, no entro a la

casa porque estoy cómodo, pero cada

vez hace más frío, tengo los dedos entumecidos,

a lo mejor entro

*****

Si veo por el rabillo del ojo hacia el

cielo, hay pocas estrellas, pero si me

concentro lo suficiente y miro con fuerza

las estrellas se multiplican

*****

Aquí tan lejos de todo, tan aislado de todo,

me asusto poco, es como si sólo yo escuchara

que los grillos me acosan y sintiera que la grama

me pica los pies descalzos

******

Hoy me hacés más falta que nunca, sabés.

Me pregunto qué sería de mí si no estuvieras

en el mismo mundo, a millas de distancia,

pero en el mismo mundo

*****

Fue muy temprano para decirte adiós, fue

muy tarde para pedirte perdón, fue el ahora

quien fue un error, y fue mañana que lloraré

solo en mi cama por ti

*****

Y qué será de la niña de mi infancia en estos

momentos, y de la mujer de mi vida, y de la

locura que siempre me ató a ti, y del amor

desperdigado que dejé en el camino

*****

Ahora sé que nada se interpuso, aquí solo

con la luna azotando mis ojos, el aire

pegándose a mis poros, y tu recuerdo

asfixiándome con ternura

*****

Cada vez se hace más tarde, el entretejido

del tiempo y el espacio me atraviesa el

alma y me destruye, es momento de dejarte

morir aquí, con un dedazo más para añadir el punto infinito en la pantalla blanca

viernes, 19 de junio de 2009

Viernes 19 de junio de 2009; 11:56 horas

Luego de un tumor en la nalga izquierda, un par de cigarros afuerita del aeropuerto, tres litros de 100% agave, y ver la clase de vida que tienen las personas que pertenecen a un país desarrollado, me dan ganas de llorar, puta madre, aún faltan cuatro horas para que pueda abordar hacia Los Ángeles, y aquí el disque Internet wi-fi que la mierda, se paga, se tiene que pagar, maldita sea, es increíble que luego de tanta sorpresa que me ha dado México hasta el momento esta sea la más desagradable, qué huevos, de verdad. En fin, aquí se siente uno como ahogado, la ciudad a simple vista (¿?) es una bestia, diría que unas 15 veces guatefuck. Las personas, eso sí, son extremadamente amables, quizás en exceso para un pendejo recién venido al siglo XXI. Es como si se lo tragaran a uno cagados de la risa, sólo de imaginar perderse aquí aterra demasiado. Por cierto, esos aviones de Mexicana son una basura, es como ir en un extraurbano volador, sin asaltos y gallinas, pero con su tufo a Pollo Campero típico de nosotros, no nos logramos quitar el indio por más que intentamos, pero debemos, o lo tenemos siquiera, o tan sólo somos una mezcla desagradable de Dios sabe qué. Qué curioso, todos tenemos nuestras laptops y seguramente ninguno está conectado a Internet, ¿o seré yo el único idiota que no lo está? Lo único gratificante de todo esto, es que hay una patoja sentada frente a mi como de un metro setenta, pies delgados, pelo castaño liso y largo que no deja de manosear por alguna razón que nunca sabré, nariz prominente, pómulos levantados, cuencas rellenas de nácar, uñas largas pintadas de blanco, es como si no se hubiera bañado, tiene ese brillo que deja la suciedad o está embarazada, espero más lo primero mencionado, come un sándwich con lechuga que sobresale, está impaciente, no deja de mover en tics nerviosos sus piernas, busca cosas en su maletín de mano, vuelve a morder el sándwich, por desgracia estoy tan lejos de ella que no logro percibir su aroma, debe ser de los dioses (ambrosía, jajajajajaja) sabés, tiene algún dejo de Penélope Cruz, no, no estoy exagerando ni inhalando sustancias indebidas, ni el cansancio ni nada ni ni mierda, ella simplemente está divina, cómo dicen, a sí, una mina preciosa, lástima, no debe tener la menor idea de que el saco de carne frente a ella la contempla de una manera obsesiva, ajena a todo el mundo, deslumbrante, cuánto tiempo le quedará para abordar su avión, y si también va a los ángeles, y si nos toca en el mismo asiento, y si pide coca-cola de dieta porque le gusta más el sabor, bello destino, quizá lo único seguro que hay aquí en el aeropuerto, ella seguramente se llama Isabel, es un nombre perfecto, se ríe por lo bajo, puta, yo me deshago aquí frente a ella, pero debo mantener la compostura, aunque me duela la nalga izquierda como nunca y sienta algo de resaca “viajera” (ni voy por la mitad, maldita sea), ella frunce el seño, peina con sus dedos la cabellera, desliza el índice sobre los labios delgados y su boquita pequeña, y lo único que tenemos en común es que ambos esperamos y que tenemos conectadas las computadoras al mismo poste de Samsung mobile (Centro de carga), es tan triste, a dónde irá me gustaría preguntarle, pero soy tan marica que no me atrevo, maldición, nunca había visto un cabello castaño tan largo y hermoso que combinara con esas pecas diseminadas con ternura en todo su rostro, será normal que se caliente tanto la computadora, está hirviendo, a lo mejor le dio gripe de coche informática, mierda, en verdad ya estoy desvariando, a veces creo que me falta tanto una mujer, luego de lo de Ixmucane he tenido ese deseo secreto, ese deseo de poseer a alguien, de hacer de esa persona completamente mía, una extensión de mi ser, de amalgamarme eternamente y destruirnos, extraño esos días, esos roces peligrosos, sigue despeinándose/peinándose, por qué no deja de hacerlo, me atormenta cada movimiento suyo, podrían ser mis rudimentarias manos las que estén rodeándola, ya casi llego a la última línea de la página de Word, una coca-cola me caería tan sabroso ahora, tan fácil, tan mass media para la publicidad de los cines, perfecta para todo, para todo, se me olvidó cortarme las uñas, y el cortaúñas está en la puta maleta que espero sí registren automáticamente, si no ya me llevó sor puta y toda la corte y personajes bíblicos habidos y por haber, ella junta sus piecitos, toquetea los talones, se reclina en el asiento con fuerza, las venas y cavidades del esternocleidomastoideo (me encula esa palabra, raras veces la veo por allí) sigue extendiendo sus brazos, se despereza y el nudo de sus dedos cubre sus ojos, esconde la cabeza detrás del monitor, estornuda como si nadie hubiera escuchado, es imperceptible su paso cansado, merodea por la sala, la computadora aún recibe y envía miles de bytes por segundo, vuelve a recostarse, sentarse, una pierna doblada debajo de la otra que toca la alfombra floral, ve el iPod, busca algo bueno para escuchar, Música Inmortal de Yupanki, la gente sigue sus ritmos, revisa pantallas, busca puertas de salida, aquí México no existe, se esfuma entre el zumbido de los motores y es tierra de nadie, baja con sus dedos la blusa amarilla, sus pechos se reconocen detrás de la tela tejida a maya rasa, hace nudos con su larga cola de pelo, insisto en que no he visto una castaña tan linda, seguramente su madre es una señora alta y esbelta, cincuentona elegante y de clase, su hija, en cambio, es más chill, más de vivir, siempre sustentada por la compañía de su papá, pero y yo, dónde ando yo, lejos, lejos de ella, en el fondo de un abismo donde la vista no alcanza, ni cuenta me había dado de que ya iba por otra página de Word, en estos momentos sería útil el reloj para detener el tiempo, sabés, para que todo se detenga, para alcanzarla, para preguntarle al menos si habla español, seguro que podría tener unas hijas divinas, igual que ella, canchitas, de tez tostada, ojos claros, mi pene ni por un momento piensa erguirse, está apaciguado, sin remedio, dormido como si ni una tonelada de viagra pudiera resolver el conflicto, es delicioso sólo romper esa calentura de Extremadura chapina, esa aguardiente añejo quetzalteca especial y el revolver, y la ladrilleada de ebrio a los hijos y el suicidio asistido, es riquísimo este coitus interruptus, nada como liberarme del sexo de ella, de su caverna húmeda, de sus pezones rosados, de su culo apretado de quinceañera, todo se sigue alejando y no logro extender los brazos, cada vez más distante, ni ganas de una pajeada, ni siquiera sacudirme el pene al mear, nada, no quiero verlo, me repulsa, ella es demasiado pura, su ser, como para cometerle una herejía con la verga, mejor me salgo por la tangente, aunque no tenga idea de qué diablos significa eso, tal vez gate 19ª, gate 19b, gate 19c, y así por un instante, tengo algo de hambre, el café de starbucks estaba bueno, pero ni en broma me llenó el hoyo de la muela, arregla algo dentro de su bolso, no sé, quizás algo de mujer, ya sabés, un labial, rimel, o algún polvo mágico antiarrugas que modifica el ADN para envejecer más lentamente, todas esas tonteras que ella nunca necesitará, media vez me quede la memoria, aunque sea eso, bastará para prolongar por siempre su belleza inmutable, sus miradas furtivas, saca una gorra von dutch roja con negro, la calza, mete todos los tilinques en su bolsa, se encierra en su burbuja de música inmortal, se levanta, saca un vasito de starbucks de la nada, sorbe poco a poco el frapuchino de caramelo, en la sala se despeja, como que todos van a Montreal, buenísimo, ella continúa aquí, saber cuánto hará falta para perderla para siempre, para que se aleje y en otro aeropuerto otro idiota con otra computadora escriba otra elegía para la patoja Isabel, para la niña de las sandalias cafés, y quizá para el amor de todas nuestras vidas.

martes, 16 de junio de 2009

The bird of the Hermes is my name, eating my wings to make me tame

http://metropolid.com/category/cultura_entretenimiento/elotrosaco/

II columna de MetropoliD.com:

The bird of the Hermes is my name, eating my wings to make me tame

Una OVA (Original Video Animated) se caracteriza por la calidad de animación, que supera muchas veces al anime, y que en la mayoría de casos, alcanza un cien por ciento de fidelidad respecto al manga en sí. No sé si decir que sea bueno o malo, pero el hecho es que estas no se transmiten por la televisión, en cambio el anime es todo lo contrario, como el caso de Rurouni Kenshin (Samurai X), cuyo manga es más cabal, lógicamente, y más violento. Luego de unos pocos años de andar profundizando en el mundo del manga/anime/OVA un primo me recomendó una serie de anime: Hellsing, un manga escrito e ilustrado por Kouta Hirano a principios de 1997 y que se terminó en octubre de 2008 (en japonés, sólo falta el décimo volumen en inglés) que trata sobre una organización inglesa de caballeros reales protestantes para combatir las fuerzas sobrenaturales, desde vampiros hasta midiams, liderada por Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing, más su mayordomo, anteriormente trashman, Walter C. Dornez, la chica policía Seras Victoria y el protagonista Alucard, el vampiro más fuerte de todos que fue “domado” por el padre de Integra; ellos lucharán contra El Mayor, y Millenium, una organización nazi creada a partir del Tercer Reich cuyo único fin es destruir todo Londres con un ejército de vampiros y la Iglesia católica y el Vaticano se introducirán en esta batalla, “destruyendo” a los monstruos. Es en este ambiente de violencia extrema, sarcasmo, tonos eróticos y profanaciones se desarrolla toda la trama de Hellsing.

La mayoría de personas tildaría el manga de Hellsing de “underground”, algo con lo que yo no estoy del todo de acuerdo, ya que sí es visto y reconocido, sólo un poco grotesco, pero ese detalle quizás es el que más resalte, y ver las OVA’s es como leer el manga en movimiento, ya que Tomokazu Tokoro (director) ha realizado un trabajo sorprendente, las técnicas de animación van más allá, Geneon y Wild Geese han logrado captar la esencia definitiva de Hirano. Hasta la fecha han realizado cinco OVA’s, desde el volumen uno al cinco respectivamente, el release de cada OVA conlleva entre ocho meses y un año, por lo que requiere de paciencia esperar cada una, pero la buena noticia, buenísima noticia para los que esperamos desde hace ya meses, es que la OVA VI saldrá el miércoles 24 de junio de este año, y hay distintas opciones: 1) pueden mandar a traer la OVA desde Japón en la página oficial (Official Geneon Entertainment Hellsing website); 2) pueden esperar a que alguien la ripee y la suban como torrent (de preferencia buscarla en IsoHunt); o 3) esperar un mes más para verla en YouTube con subtítulos en el idioma que quieran. Siempre digo que hay que escucharla en japonés, es mucho mejor que en inglés, los subtítulos son más fieles, y las voces no tienen comparación. Lo bueno es que aún estamos a ocho días de que salga a la venta, entonces para los que no han visto las OVA’s, ¡háganlo!, son fantásticas. Ojo, tomen en cuenta que el anime se desvirtúa totalmente del manga a partir del capítulo tres, y al final se inventan un “malo” que nada que ver, es estúpido a mi parecer. El manga lo pueden ver en línea en Onemanga o descargarlo en PDF y demás. En fin, este es mi manga favorito, y una de las mejores realizaciones de OVA’s que haya visto.

P.D.: Aquí les dejo el trailer en una de mis entradas anteriores: http://walleo.blogspot.com/2009/05/con-ansias.html

jueves, 11 de junio de 2009

Paprika


Una de las mejores películas de anime que he visto en mi vida.
Terriblemente buena, la recomiendo en extremo. El soundtrack
es de Hirasawa Susumu, del álbum Paprika Original Soundtrack.
Luego de El Viaje espiritual de Sen y Chijiro, Ghost in the shell (I,
II)
este anime entra en mi top 5 desplazando a Howl's Moving
Castle, y que haya salido en 2006 me tiene estúpido, ya que ni
remotamente me enteré, XD. Pero ahorita hay que aprovechar, la
están pasando en las "noches de anime" de Cinemax (los miércoles),
en su idioma original (japonés) con subtítulos en español por supuesto.
A su vez cabe recordar que el OVA VI de Hellsing Ultimate está a
punto de salir, para el 24 de junio de este año, y para los que han estado
esperando como yo, saben que vale la pena...

miércoles, 27 de mayo de 2009

MetropoliD

Columnitas como puntos culturales en MetropoliD

-En la ciudad, de Glehnhoff.

-El otro saco, la mía.

Nada del otro mundo la verdad...

martes, 26 de mayo de 2009

Apertura Veresov

-Al azabache de tu pelo.

Las luces de la Catedral se hinchaban en la noche que se tragaba a la ciudad sin que

nadie lo notara. Benjamín caminaba despacio rodeando la fuente central apagada, el

estanque límpido reflejaba el azabache de las nubes del cielo justo antes de que se

desparramara en lluvia. Él lanzó la colilla del cigarro aún encendida que cayó haciendo

piruetas de mosca sobre las baldosas de concreto. Sin necesidad de entrar en contacto

con las gotas, Benjamín sentía la humedad azarosa que se respiraba por esos días de

octubre. En el fondo la antena de un edificio acababa en intermitencias rojas y el Portal

del Comercio se alargaba ufanándose. Luego de cinco minutos estáticos en el centro

de todo, Benjamín regresaba hacia su cansado apartamento en un segundo piso frente

a la Avenida Elena. Cada paso estampado sobre el suelo transformaba en añicos su

conciencia y volvía armarla y las gotas de lluvia parecían traspasar su ropa, cortar

profundas heridas en la piel y deslizarse hasta su vientre, venciéndolo, derrumbándolo,

carcomiéndolo lentamente desde dentro. Las calles vacías en la madrugada le

reconfortaban, ni un carro, ni un grito, ni un lamento, ni un suspiro se escuchaban más

allá de su acompasado caminar, solo el repiqueteo de la lluvia se hacía presente.

Su respiración agitada chocaba contra las paredes, las ventanas y sus casas.

Anónimo de pueblo grande llegó al apartamento y se encerró en una oscuridad

más densa que la de afuera, lanzó su abrigo al suelo y repasó con la mano su

rostro empapado, un escalofrío le recorrió la médula y acabó en sus pies también

mojados. A tientas de ciego buscó el interruptor de la luz y lo presionó, cosiendo

instantáneamente las paredes blancas, un par de libreras de caoba con mil ejemplares

revueltos, una cama sin hacer y un crucifijo metálico colgado sobre la pared, después

la luz rebotó en las ventanas y observó su pálido reflejo, un cuerpo escueto y apenas

sostenido por delgados huesos, una piel pegada a estos, unos ojos hundidos y pómulos

chupados, una frente prominente y unas cuantas canas sobre el castaño de su cabello

enmarañado. Se recostó sobre la cama olvidando apagar la luz, irritándose y maldiciendo

por lo bajo, separódeunsoloyapagólaluzregresandoa la cama. Aún no lograba discernir

la noche de hoy, todo un amasijo de ideas, de recuerdos, de Mercedes. La imaginó

como hacía veinte años, cuando se conocieron, él un estudiante de Derecho y ella de

Farmacia. Su cabello largo y ondulado, sus piernas largas, busto pequeño, los ojos

avellanados y la piel nacarada de Mercedes lo distrajeron por completo una tarde

de jacarandas, cuando leía sentado en la acera. Desde ese entonces, algo había

germinado en él, una creciente desazón. Logró averiguar quién era y cómo se llamaba,

inventó mil formas para encontrarla de nuevo, hasta que en una conferencia la vio

sentada, delante, con un cuaderno pequeño tomando apuntes. Ese día la invitó a salir,

ingrávido, a tomar un café, ella muy a gusto aceptó. Continuaron saliendo hasta que

ella le presentó a su familia, luego cerraron la universidad y decidieron ir a vivir juntos.

Con los años y sus desavenencias ella fue enfermando, nadie podía explicar lo que le

ocurría, decidieron sacarla del país para hacerle unos exámenes, y ella le había rogado

a Benjamín que se quedara acá, que no quería que la viera de esa forma. Benjamín se

fue durmiendo lentamente entre los recuerdos de la niña de Farmacia que recordaba.

La chispa reventada que saltaba de cable espigado en espigado cable de regreso

despertó a Benjamín. Poco a poco fue sintiendo la gravedad sobre el cuerpo, la

ausencia de las sábanas que estaban tiradas en el suelo, el inesperado frío de la

mañana, el traqueteo de las motos y las camionetas, la convulsión del centro en su

pequeño apartamento. Fiel al desvelo no esperó un instante más en la cama, tomó

un baño helado, se vistió con un pantalón negro, una camisa blanca, amarró una

corbata dorada al cuello, calzó unos zapatos de cuero, cubrió todo con un saco

azul alargado, y terminó con una bufanda sobre la espalda. Salió a la calle y bajó

hacia la octava avenida, se detuvo en una tienda y compró una cajetilla de Payasos

y una coca-cola. Con cigarro en boca y agua en manos, se enfiló hacia el Mercado

Central. La fachada trasera de la Catedral con sus tres ventanales abarrotados y la

entrada a unas catacumbas del insigne clero y uno que otro presidente hacían de

guardia para la entrada al mercado. Una muralla de algarabía de aves cubría la entrada

con una pérgola de cedro semicircular y unas cuantas banquitas que usaban niñas

en faldas escocesas más una pila de piedra con tres cántaros gigantes de barro,

atravesaban unas monjas de corte morenitas la pequeña plaza, un vagabundo

tambaleante con tenis destrozados y barbado esperaba la venida de Dios a la Tierra

entre dos ficus enormes. Benjamín se introdujo en el mercado subterráneo, en el

primer nivel <> saludaba un vendedor, rodeado de centros de mesa,

collares de jade falso, toda clase de objeto encuerado, sombreros de petate y todo

remarcado con el sello de Guatemala. Siguió descendiendo al segundo nivel, el

aroma a fruta fresca y semilla le golpeó de pronto, un pasillo repleto de carne

continuaba al fondo, vendedoras gritando y ofreciendo, doñas regateando, patojos

chispudos de un lado a otro, radios a todo volumen, basura degradable cubría todo

el piso. Benjamín siguió hacia la sección de los comedores, buscó el más limpio en

apariencia, jaló un banquito de plástico y se sentó, ordenó un atol de habas con

chile y unas tiritas de estómago. Mientras comía tomó un periódico apilado del día,

y leía los hechos del fin de semana que acababa de pasar, cuando perdió todo apetito

al leer que Elvia Elizabeth Acs Rax, de veinte años, y su esposo Belizardo Cho Rax

viajaron desde Chisec a la capital hace tres días en busca de trabajo. Cuando se

quedaron sin dinero decidieron pasar la noche en una casa abandonada en la sexta

avenida y vía cinco, zona cuatro. Sin embargo, cuatro sujetos irrumpieron el lugar,

golpearon al marido, violaron a la joven y luego la mataron a golpes. Dejó todo a

medias y pagó la cantidad exacta, por último compró un arroz en leche y salió del

mercado. Encendió un cigarro y entre sorbo y humo, fue al antiguo Palacio de

Correos. Unas puertas gigantescas de madera con bronce enchapado permitían la

entrada a un sinfín de niños. Benjamín subió unos escalones de mármol atravesando

la recepción dejando atrás el ruido de sellos contra cartas y hojas. En el segundo

piso una exposición de primas gigantes que cambiaban de tonos celestes a intensos

rojos llenaba el corredor de baldosas con azulejos amarillos. Un conjunto de cuerdas

interpretaba a Vivaldi en alguno de los salones del ala este del edificio. Benjamín llegó

hasta el aula 209, tocó la puerta con resignación y esta se abrió con fuerza. Un hombre

de baja estatura y calvo, con una camisa floreada, unos pantalones de casimir y sandalias

sonreía a Benjamín.

- No esperaba verte tan pronto, siempre puntual, no como el resto.

-Ya sabes cómo soy, David, un neurótico amargado.

-Creeme que te entiendo -no, vos no me entendés ni rosca pensó Benjamín.

El suelo de la pieza estaba alfombrado en triángulos, un escritorio amplio dominaba el

centro, con una araña vetusta llena de focos inservibles, una ventana ovalada daba hacia

la calle y permitía que se colara un poco de luz. Ambos hombres se sentaron y David

sacó de un armario pequeño una botella de whisky y dos vasos de base cuadrada.

Sirvió un poco en cada uno y ofreció el debido a Benjamín.

-Cada día me cuesta más, las madres envían a sus hijos creyéndolos superdotados

por ver tanto esos canales “educativos” en la televisión. Creen que esto de aprender

ajedrez los hará infinitamente sabios -decía David, mientras Benjamín separaba el vaso

de los labios rajados y tragaba rasgado. Pero no, ni uno solo pega bola, solo andan

por ahí picándose la nariz con los peones.

-Ni me lo imagino.

-Claro que no te lo imaginás, es imposible esta mierda, ya estoy harto.

-Dejalo entonces, sabés que no necesitás el trabajo.

-¿Qué haría con mis días? ¿Morirme enterrado en un sillón? Ni verga, prefiero esto

antes que la jubilación autoimpuesta.

David sacó un tablero de ajedrez del escritorio y una bolsa de cuero con las piezas.

Los indios, los caballos, los curas, los campanarios y los reyes católicos se ordenaron

sobre los cuadros blancos y negros. Benjamín encendió otro cigarro y lo dejó sobre

un cenicero de cobre. El sol comenzaba a bajar lentamente en el cielo rasgado. Los

dos se vieron un momento y comenzaron a jugar. Benjamín abrió con la Vienesa.

-Sos tan predecible, Benjamín. Siempre con tus aperturas románticas.

En el cuarto solo resonaban los clacs del cronómetro y el arrastre de las piezas.

-Mirá David, necesito pedirte un favor.

-¿Es por eso que estás jugando tan mal verdad? Estoy a cuatro pasos del mate y

lo sabés.

-¡Escuchame! -gritó Benjamín, lanzando el tablero al suelo. Mercedes murió ayer,

su hermano llamó para decirme. No soportó la cuarta operación, los doctores no

pudieron hacer nada. Benjamín seguía fumando mientras se colocaba el saco y se

marchaba ante David, quien se paró y caminaba de un lado a otro, sin decir nada.

Ya afuera, Benjamín dejó una carta que llevaba en la bolsa en el buzón del correo.

El sopor de la tarde se adueñaba de los transeúntes y Benjamín solo caminaba.

Llegó a su apartamento, abrió una botella de coñac y dio un gran trago, apretando

los párpados. Ordenó toda la pieza, dejó sin arrugas la cama, levantó todas las

novelas tiradas, cerró las puertas con llave, corrió las persianas cubriendo las ventanas.

Apagó las luces, sacó un cigarro del paquete, de un fosforazo haló la llama e inhaló

profundamente. La nubecita de humo se expandió hacia todas partes. Benjamín se

acostó sobre la cama, de la mesa de noche a su derecha jaló la gaveta y sacó un revólver

con tres balas. Cargó el arma y dejó sentir el metal congelado en la sien, apagó el

cigarro. Cogió las colchas a sus pies y se tapó con cuidado, cabeceó sobre la almohada

un par de veces y dispuso pensar en el día siguiente, en la hora a la que se despertaría,

en lo que compraría para desayunar y el breve aroma del perfume de Mercedes se le fue

colando finamente en la nariz, mientras repasaba el día siguiente, organizando todo el

siguiente día, angustioso día siguiente, y la imagen de Mercedes fijada ahí, el hálito

perpetuo y el siguiente día aún reponiéndose de la inminencia que daría la ausencia de

Mercedes, de esos ojos cándidos y brillantes, de su sonrisa fugaz y del día siguiente

reverberando, a lo lejos ya, sin Mercedes nunca más para siempre, y no hallaba otra

cosa que Mercedes, el día había perdido todo su sentido, solo Mercedes seguía,

continuaba, inmutable y perfecta antes y delante de todo y cualquier otro día, y otra

hora y otro minuto y otro segundo y Mercedes infinita hasta la repetición de todos

los tiempos, hasta que lograba dormirse en un sueño abismal y dejaba de pensar,

solo murmullo de Mercedes.

domingo, 17 de mayo de 2009

Murió Mario Benedetti


El escritor falleció ayer, a los 88 años. En las últimas semanas había sufrido un deterioro en sus condiciones de salud. El velatorio será hoy en el Palacio Legislativo de Montevideo.

El escritor uruguayo Mario Benedetti falleció ayer a los 88 años, tras sufrir en las últimas semanas un deterioro en sus condiciones de salud, informaron sus allegados, según reportó la agencia noticiosa Ansa.

Benedetti, autor de "La Tregua", se encontraba en su hogar de la capital uruguaya, informó radio El Espectador, y en los primeros días de mayo estuvo internado debido a una enfermedad intestinal crónica.

El velatorio se iniciará hoy a las 9 de la mañana en el salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo en Montevideo, y aunque aún no se conocía la hora está prevista la concurrencia del presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez.

Acerca del poeta fallecido, el director de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo, Mauricio Rosencoff, dijo que Benedetti, a quien calificó como "un entrañable amigo", murió a causa de la edad.

Rosencoff describió al escritor fallecido como "un ser humano absolutamente excepcional" con quien compartió muchos momentos de su vida, al trabajar juntos en las revistas Peloduro y Marcha, y en la militancia política en el Movimiento 26 de Marzo.

Como un último adiós, Rosencoff consideró a Benedetti "un pedazo de su vida", y exclamó: "¡Mario sos inmortal! Espero que entres en la categoría de los inmortales".

El poeta hoy fallecido había estado internado y luego dado de alta en el Sanatorio Impasa el 6 de mayo último, tras haber permanecido varios días en estado delicado. En aquella oportunidad, su secretario personal informó a El Espectador que el estado de salud de Benedetti era normal, aunque con las precauciones necesarias por su edad y por el tipo de enfermedad que padecía.

El año pasado Benedetti ingresó tres veces a esa mutualista, la primera de ellas, entre enero y febrero, tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación. La segunda fue por problemas respiratorios y la última por una descompensación.

Benedetti, el más prolífico poeta uruguayo, integrante de la Generación del 45, editó en septiembre pasado "Testigo de uno mismo", escrito en verso, y trabajaba en un nuevo libro también de poesía bajo el nombre de "Biografía para encontrarme".

Pese a haber ganado especial reconocimiento a través de sus novelas "La tregua" (que lleva más de 140 ediciones) y "Gracias por el fuego", Benedetti permanece en el imaginario colectivo debido a poemas inolvidables como "No te salves", "Corazón coraza", "Táctica y estrategia" o "Te quiero".

Nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros e inscripto bajo el larguísimo nombre de Mario Orlando Hamlet Ardí Brenno Benedetti -una costumbre de su ascendencia italiana-, escribió más de 80 obras entre poemas, novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, crónicas de humor y guiones de cine.

Entre ellas, se destacan "Poemas de la oficina" e "Inventario", la novela "La borra del café", los cuentos "Montevideanos", "El presupuesto", "Puntero izquierdo", "Los pocillos", "Familia Uriarte" y la obra de teatro "Pedro y el capitán".

Artistas como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Daniel Viglietti, Sandra Mihanovich, Soledad Bravo y Pablo Milanés, entre muchos otros, interpretaron algunos de sus más célebres poemas y los convirtieron en parte del acervo musical popular.

A lo largo de su destacada trayectoria, recibió numerosos premios internacionales como el Reina Sofía de Poesía en 1999, el Iberoamericano José Martí en 2001, el Internacional Méndez Pelayo en 2005 y fue condecorado con la orden venezolana Francisco de Miranda en grado de "generalísimo" en 2007 y designado miembro de honor de la Academia Nacional de Letras de Uruguay.

No sólo su obra fue traducida a más de veinte idiomas, sino que la película "La tregua" dirigida por Sergio Renán y adaptada de su obra homónima, fue candidata a los premios Oscar que entrega la Academia de Hollywood en 1974 en la categoría de mejor película extranjera.

Incluso, el escritor de animó a la actuación en el filme "El lado oscuro del corazón" (1992) de Eliseo Subiela, basado en sus poemas, donde personifica a un marinero alemán que recita uno de sus versos a una prostituta mientras toma un whisky en un cabaret uruguayo.

Benedetti varias veces fue candidato al Premio Cervantes y declarado doctor Honoris Causa por las universidades de Alicante, Valladolid, La Habana y Milán.

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El montevideano más universal nunca dejó de reivindiar el papel fundamental de la poesía: "Contra ciertos insomnios, por ejemplo, vendría bien más lectura".

México, DF. Tal y como él escribió: El olvido está lleno de memoria, así quedará, en el recuerdo vivo, la obra y palabra de Mario Benedetti, autor de más de 40 libros y traducido a más de 15 idiomas.

Antes de despuntar como escritor, formó parte del semanario Marcha desde 1945 -año en el que publicó su primer poemario La víspera indeleble- y hasta 1974, año en que dejó de editarse. También dirigió la revista literaria Marginalia.

En 1949, siendo miembro del consejo de redacción de Número, publica su primer libro de cuentos Esta mañana, y dos años más tarde su primer novela Quien de nosotros.

Para ese entonces, Benedetti ya se había manifestado públicamente contra el Tratado Militar con Estados Unidos. Esta misma convicción lo llevó años más tarde a exiliarse debido a la dictadura en su país, primero en Argentina, así como en diferentes momentos de su vida en Cuba y España.

A lo largo de su vida dejó en claro su postura crítica frente a "la hegemonía de unos pocos en contra de otros más débiles. En este juego de poderes ya se sabe quién gana la partida, el cowboy del norte (Estados Unidos)", declaró en una entrevista de 2001.

"No es que tenga demasiada esperanza en que este mundo (sin embargo...) no me parece que sea bueno desistir, hay que seguir creyendo en la 'revolución posible' e intentar poner los medios para llevarla a cabo. Yo lo hago a mi modesta manera, con la escritura".

Según sus biógrafos, fue en 1959 cuando viajó por vez primera a Estados Unidos y fue ahí cuando percibió "el verdadero rostro del imperialismo", toda vez que en ese mismo año acontece la Revolución Cubana. Este hecho, declaró en su momento el escritor, le hizo mirar a América Latina cuando muchos intelectuales aún vivían bajo el encanto de lo europeo.

En 1966 visitó por primera vez Cuba y, entre 1968 y 1971, trabajó en la Casa de las Américas, institución cultural cubana. En ese último año fundó el Movimiento de Independientes “26 de marzo” que integrará, poco más tarde, la coalición de izquierdas Frente Amplio.

A inicios de la década de 1980 cambia su residencia a Madrid. Desde ahí publica Primavera con una esquina rota y colabora semanalmente en la sección de Opinión de El País.

Una vez restablecido el régimen democrático en Uruguay en 1985, el intelectual regresa a su país y desde ese momento decide permanecer temporadas ahí y otras en España.

A inicios del siglo XXI, el montevideano más universal reivindicó, en una entrevista con Dpa, el papel fundamental de la poesía y el arte "en un mundo donde todo se ha globalizado tanto, empezando por una hipocresía generalizada. Vivimos en un universo virtual en el que la gente no se habla frente a frente y recurre al teléfono móvil o a Internet".

Esa misma ocasión, Benedetti aseguró que "es muy difícil quitarle a las personas su amor por la poesía, por la lectura, por el arte en general, porque son como una especie de bálsamo. Contra ciertos insomnios, por ejemplo, vendría bien más poesía, más lectura".

Telam, La Jornada.

domingo, 10 de mayo de 2009

Lecturas de cenicero para ti

-Yue, reflejo del Sol.

Segundo Canto del Altazor

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma

Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro

¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?
En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños

Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la
( noche
Heme aquí en una torre de frío
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
Del recuerdo de tus complacencias y de tu
( cabellera
Luminosa y desatada como los ríos de montaña
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?
Te pregunto otra vez

El arco de tus cejas tendido para las armas de
( los ojos
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos
( de flor
Te hablan por mí las piedras aporreadas
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto
La yerba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo que una flor que se apaga
Si hay un poco de viento

Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil
Se pierde el mundo bajo tu andar visible
Pues todo es artificio cuando tú te presentas
Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro
Construido de miedo altivo y de silencio

Haces dudar al tiempo
Y al cielo con instintos de infinito
Lejos de ti todo es mortal
Lanzas la agonía por la tierra humillada de
( noches
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad

He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas
Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda
Que nos separa con leguas de noche

Sin embargo te advierto que estamos cosidos
A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de
( sueño

En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas
Estamos cosidos por la misma estrella
Estás atada al ruiseñor de las lunas
Que tiene un ritual sagrado en la garganta

Qué me importan los signos de la noche
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi
( pecho
Qué me importa el enigma luminoso
Los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a
( mis ojos
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad o del azar que representan
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de
( oasis
O banderas de presagio y de muerte

Tengo una atmósfera propia en tu aliento
La fabulosa seguridad de tu mirada con sus cons-
( telaciones íntimas
Con su propio lenguaje de semilla
Tu frente luminosa como un anillo de Dios
Más firme que todo en la flora del cielo
Sin torbellinos de universo que se encabrita
Como un caballo a causa de su sombra en el aire

Te pregunto otra vez
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos?
Tengo esa voz tuya para toda defensa
Esa voz que sale de ti en latidos de corazón
Esa voz en que cae la eternidad
Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido?
Un cometa sin manto muriéndose de frío

Te hallé como una lágrima en un libro olvidado
Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho
Tu nombre hecho del ruido de palomas que se
( vuelan
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas
De un Dios encontrado en alguna parte
Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú
El pájaro de antaño en la clave del poeta

Sueño en un sueño sumergido
La cabellera que se ata hace el día
La cabellera al desatarse hace la noche
La vida se contempla en el olvido
Sólo viven tus ojos en el mundo
El único sistema planetario sin fatiga
Serena piel anclada en las alturas
Ajena a toda red y estratagema
En su fuerza de luz ensimismada
Detrás de ti la vida siente miedo
Porque eres la profundidad de toda cosa
El mundo deviene majestuoso cuando pasas
Se oyen caer lágrimas del cielo
Y borras en el alma adormecida
La amargura de ser vivo
Se hace liviano el orbe en las espaldas

Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos
(Reconozco ese ruido desde lejos)
Cuando las barcas zozobran y el río arrastra tron-
( cos de árbol
Eres una lámpara de carne en la tormenta
Con los cabellos a todo viento
Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores
( sueños
Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del
( mundo
Como la mano de una princesa soñolienta
Con tus ojos que evocan un piano de olores
Una bebida de paroxismos
Una flor que está dejando de perfumar
Tus ojos hipnotizan la soledad
Como la rueda que sigue girando después de la
( catástrofe

Mi alegría es mirarte cuando escuchas
Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del
( agua
Y te quedas suspensa largo rato
Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar
Nada tiene entonces semejante emoción
Ni un mástil pidiendo viento
Ni un aeroplano ciego palpando el infinito
Ni la paloma demacrada dormida sobre un
( lamento
Ni el arcoiris con las alas selladas
Más bello que la parábola de un verso
La parábola tendida en puente nocturno de alma
( a alma

Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada
Y todo el cabello al viento
Eres más hermosa que el relincho de un potro en
( la montaña
Que la sirena de un barco que deja escapar toda
( su alma
Que un faro en la neblina buscando a quien
( salvar
Eres más hermosa que la golondrina atravesada
( por el viento
Eres el ruido del mar en verano
Eres el ruido de una calle populosa llena de
( admiración

Mi gloria está en tus ojos
Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu
( mirada
Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas
Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos
Y un viento de océano ondula tus pupilas

Nada se compara a esa leyenda de semillas que
( deja tu presencia
A esa voz que busca un astro muerto que volver a
( la vida
Tu voz hace un imperio en el espacio
Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a
( colgar soles en el aire
Y ese mirar que escribe mundos en el infinito
Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur-
( mullo en la eternidad
Y ese pie que es la fiesta de los caminos
( encadenados
Y esos párpados donde vienen a vararse las cente-
( llas del éter
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu
( vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos

Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?

Vicente Huidobro

lunes, 4 de mayo de 2009

Con ansias

domingo, 26 de abril de 2009

El jardín de las delicias


-Para la niña de las mariposas.


Calor más condenado el que hace, se repitió Tomás mientras caminaba con paso atortugado por la calle, los hombros prominentes, la tez morena tostada, cabello ondulado casi colocho y nevado, camisa a rayas celestes, vaqueros holgados y mirada reticente hacia el asfalto. Los carros pasaban con calma ese sábado, como si el calor tuviera la facultad para detener el tiempo, y el resto de la gente andaba con sus perros y lentes oscuros. En la entrada del parque Jocotenango unos ladrillos desgastados hacían de abriga sombra para un puesto de granizadas. Cuando Tomás llegó a la entrada el shac shac shac continuo del raspar del granicero le recordó a viejos caminos del occidente, cuando los kilómetros se alargaban con el trinar de las aves del atardecer inmóvil. El sendero de la entrada serpenteaba con cuidado entre geranios rojizos, árboles sonoros de altas copas, y unos cuantos rosales más alejados. Dentro del parque, que de lejos se asemejaba pequeño, era como estar en otra vida, la tierra algo húmeda aspiraba con fuerza los rayos del sol, refrescando el aire, el bullicio de ramas agitadas otorgaba confianza y el cuchicheo de la gente se sentía profundo. Tomás siguió caminando, sin torcer por ninguna ramificación del sendero principal, hasta llegar al epicentro, compuesto por cuatro jacarandas en cada punto cardinal en el anillo exterior, una pérgola completamente trepada por las buganvillas blancas en el anillo interior, un reguero de banquitas de concreto, una fuente a medio llenar de agua cristalina y algunos columpios y pasamanos para los niños. Luego de detenerse unos minutos buscando el lugar preciso, Tomás se enfiló hacia una de las bancas del anillo externo que miraba hacia adentro de aquel mundo. Sentado con una pierna sobre la otra, Tomás sacó de su bolsa un libreto y un lápiz, comenzó por escribir unos garabatos, suavizando la punta de carbón, y luego fijó la mirada sobre un angelito de la fuente. Con trazos cortos comenzó a delinear el gordo rostro de la estatua, a darle las sombras y tonos apropiados de un atardecer bajo los ojos del niño alado. Tomás se daba el lujo, según decía, de nunca dejar un bosquejo a medias: siempre que decidía dibujar algo en su libreta, debía terminarlo, sin importar el costo, siempre había sido así con todo, un tipo verdaderamente meticuloso. En los últimos años muchas de sus obras habían sido presentadas por todo el país en distintas galerías, pero había decidido dejarlo, anunciando su salida del mundo de la pintura un par de años atrás. Ya a esta edad, lo que resta es ser ocioso, decía siempre a sus amistades, que eran un tanto menos viejos que él. El angelito se encontraba rodeado de un jardín terrenal en el cuadernillo de Tomás, casi todo estaba terminado, así que decidió bajar la vista para sacar un cigarro de la bolsa y encenderlo, el sabor de la nicotina lo alivianó lentamente, cerrando los párpados sobre pocas arrugas. Cuando terminó ese respiro y levantó la mirada, se percató que habían bloqueado su foco de inicio. El cigarro se fue consumiendo entre los labios mientras Tomás trataba de distinguir el cuerpo de la mujer bajo el vestido de flores violetas que bailaba sobre ella. Una cabellera azabache, larga y lisa le bajaba por la delgada línea del cuello hasta la espalda media cerrada por un agarrador dorado con forma de mariposa, unas orejitas delgadas coronaban a ambos lados, unos ojos cafés amielados por los últimos rayos del sol se removían bajo las cejas anchas, una nariz achatada saludaba al cielo, sus labios sonrojados acariciaban la cucharita de la granizada sostenida por las manos de largos y finos dedos. Tomás quedó absorto ante la epifanía de la mujer, guardada por la celosa mirada de los ángeles de la fuente. Nunca antes había visto algo semejante, se repetía. Tengo que hablarle aunque sea, sólo escuchar su voz, rogarle que me deje dibujarla y ser enterrado con su rostro. Tomás luego de mil cavilaciones se levantó de la banca y caminó hacia la fuente, dejando la libreta tirada sobre una piedra y el lápiz clavado en la tierra.

-¿Sabías que esta fuente tiene cerca de doscientos años de haber sido colocada aquí?-, dijo Tomás con suavidad al oído de la mujer, mientras esta se volteaba con asombro y fijaba su mirada sobre la de él.
-No, no sabía, imaginaba que era antigua, pero no tanto.
-Sí, fue traída de España, en un barco que, dice la leyenda, naufragó por más de diez meses. La misma fue recogida en la playa, intacta, mientras que de todos los navegantes, incluido el capitán, no sobrevivió ninguno. Luego la gente del pueblo la llevó a la plaza central, donde fue venerada. Con los años algún presidente, originario del pueblo que la encontró, decidió traerla a la capital. Ahora que está en este parque, la gente acostumbra venir a rogar por aquellos que han partido en viajes para que regresen.
-Es una historia muy linda. No creí que fueras tan buen narrador.
Tomás se sorprendió ante la respuesta de la mujer, quien lo miraba con atención, esperando a que hiciera algo.
-¿No creías? No te entiendo.
-Lo siento- dijo ella sonriendo-, es que te he visto varias veces en este parque, siempre ensimismado sobre un librito. Escuché que eres un famoso pintor.
-Ni tan famoso, unas cuantas exposiciones. Pero, ¿cómo es que yo no te había visto antes?
-Quizá sea cuestión del destino, no lo sé.
-Sí, quizá lo sea.
-Por cierto, me llamo Elena.
-Yo me llamo Tomás. Mucho gusto.
-Disculpa la imprudencia, pero, ¿podría ver tu libreta?, siempre me ha llamado la atención.
-Por supuesto.

Ambos se dirigieron hacia la banca, ella se sentó rápidamente y tomó la libreta entre sus manos. Tomás se quedó parado frente a ella, observando la curvatura de sus senos abultados y el roce de sus piernas acabando entre dos zapatos semiabiertos. La luz del atardecer reventaba sobre Elena, dándole un aura de resplandor.

-Estos dibujos son hermosos, pero no veo retratos de nadie, sólo paisajes y estatuas.
-Nunca he encontrado un rostro lo suficientemente hermoso como para dibujarlo.
-Vaya, sí que eres quisquilloso, ¿no?
-No es eso, es que siento que arruinaría el rostro, debe ser muy “puro”-, dijo Tomás haciendo una mueca de inconformidad.
-Puedes hacer un retrato de mí si te parezco lo suficientemente pura.
-Me encantaría intentarlo. Sabes, hace algunos minutos, creo haberme enamorado de ti.
-No deberías decir algo así Tomás, no sabes quién soy.

Tomás bajó la mirada y se sentó junto a ella, sintiendo un olor a albahaca que se desprendía de su cuerpo. Él aspiró lentamente y la miró de reojo. Ella observaba hacia el sol mientras se ocultaba detrás de las ramas. Ambos pasaron los minutos sin hablar, sólo sintiéndose uno junto al otro, y un abismo insalvable entre ellos. El cielo comenzaba a cambiar de color, pasando de un cerúleo a un ardiente rosáceo, cuando Elena se levantó de la banca, agitó su cabeza y volteó con fuerza la mirada hacia Tomás. Este, atónito, apenas logró decir algo antes de que ella se fuera.

-Necesito verte de nuevo, por favor.
-Está bien, trae tu libreta aquí a esta hora dentro de ocho días, antes de que anochezca, quizá te deje hacerme un retrato.
-Aquí te esperaré.
-Adiós Tomás.

Y él no pudo decir nada más, estaba agotado. Esa noche, cuando regresó a su casa, no pudo pegar los ojos, se deshacía en nudos sobre la cama, imaginando a Elena entre sus brazos, deseándola, amándola toda, pensando en el sábado siguiente que la vería, preguntándose en cómo reiterarle que la amaba. Pocas veces Tomás se había dejado llevar por sus pasiones, ni como artista había sido así, toda la vida una persona metódica hasta el tuétano, pero ahora, que ya sentía el peso de los años sobre los hombros, no lograba más que pensar en Elena. Los días de la semana siguieron de largo a una crisis en la vida de Tomás, cambios drásticos habían surgido desde esa tarde. Sus hábitos alimenticios se alteraron por completo, ahora fumaba mucho más, cargaba unas ojeras de espanto y no podía dibujar nada, algo que hacía mérito a su verdadero retiro pensaba él. Llegó el bendito día sábado en la vida de Tomás, quizá el único día que había existido para él. Se levantó temprano, fue a desayunar un café y un atol de haba a una venta que había en una de las calles aledaña al Cerro del Carmen. Regresó a su casa, tomó un largo baño, se vistió con una camisa blanca, un pantalón gris, calzó unas sandalias y salió. Decidió que no almorzaría, el “ayuno” me ayudará a retratarla hoy. Se dirigió a un local en el que vendían lienzos, pinceles y demás artilugios para la pintura. Compró cinco lienzos de un metro por treinta centímetros, una caja de acuarelas y un set de pinceles de distinto grosor. A todo esto, las seis de la tarde se iban acercando, así que decidió pasar por el Cementerio General a comprar unas flores, un ramo de agapantos morados y dos aves del paraíso, para adornar el retrato pensó. Llegó con media hora de anticipación al parque antes del anochecer, colocó una almohadilla sobre la banca, armó el caballete, levantó una piedra y la colocó atrás del caballete como asiento, y dejó reposar las flores sobre la almohadilla. Cuando arregló todo, ya el sol se ocultaba. Sentado entre el lienzo y la fuente y la banca y los árboles y todo el parque en silencio, Tomás se fue desesperando. Qué raro que aún no haya venido, ojalá no le haya pasado nada. No sé por qué accedí a esta hora, es un riesgo enorme, para como están las cosas hoy día. Tomás fue diluyendo lentamente todas las emociones que le habían embargado esta semana, hasta caer en la cuenta de que nada estaba pasando. Decidió recoger la almohadilla, desarmar el cabestrillo, coger el lienzo y las acuarelas. Regresó la piedra a su estado original. Al tener todo listo, se sentó sobre la banca junto a sus flores, a ver la bendita fuente y los angelitos. La noche se volvía cada vez más espesa, y la luna brillaba por lo alto, blanqueando las copas de los árboles. Tomás sacó un cigarrillo para encenderlo, pero al lanzar el fosforazo vio un destello sobre la fuente, justo en la mano de uno de los angelitos. Se acercó cuidadosamente, viendo en todas direcciones, como si hubiera encontrado un tesoro y trataran de robárselo. Al llegar a la fuente, estiró un brazo para tomar el objeto resplandeciente. Lo apretó con fuerza entre los dedos y lo acercó al rostro. Una mariposa dorada con sendos ganchos brillaba en la mano de Tomás. Este reconoció al instante el prendedor de Elena. Lanzó con todas sus fuerzas el objeto dorado a la fuente, haciendo ondas sobre el límpido espejo de agua, mientras el prendedor se hundía lentamente y rebotaba en el fondo, brillando austeramente bajo el manto nocturno de las estrellas.