martes, 10 de junio de 2008

Amor de Amantes

Amor mío, debemos separarnos, debemos
partir por distintos senderos, separar el
contacto de nuestras almas, negar el pasado
y levantar la mirada al cielo, como si todos
estos días, que nos han marcado por el resto
de nuestras vidas, fuesen tan sólo una aventura
de niños y no el amor más grande de todos
los tiempos.

Debo irme de mi tierra, del seno que me ha parido,
debo irme de ti, que eres mi tierra, mi alma mater,
el sustento de las raíces que aquí he sembrado.
Me iré para siempre, porque así tiene que ser amor,
porque ambos sabemos que nuestro amor no tiene
una prolongación el los mundos en que vivimos.

Siquiera que fuera todo como en nuestros más
alocados sueños, en que tu y yo pudiésemos vivir
felices, sin complicaciones, sin daños colaterales,
sin herir al resto del mundo y sin herirnos, como
en las grandes novelas que hemos compartido. Ni
los ancestros del maíz milenario podrían conseguirle
una solución a nuestro amor, sin tener que derrumbar
el mundo actual y transformarlo sólo para nosotros dos.

Quizás el destino tiene algo mejor preparado para ambos;
mientras, debemos esperar amor, debemos sufrir lo
que corresponda a nuestros pecados, para así regresar
con las almas puras y amarnos por siempre en la rosa
del empíreo, junto a la corte de serafines, arcángeles y
querubines, todos ensalzando nuestro inmenso amor y
toda la luz que de el mana.

"Regala un tierno beso por el aire al hombre que de
ti lejos se despide con el corazón hecho pedazos."

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Para eso es! Te voy a extrañar demasiado...