que también quiero.
Y con mayor importancia,
a doña Coni y dona Concha,
Verdaderas antorchas en las
penumbras del dolor.
El Feminismo está definido por el DRAE como:
Doctrina social favorable a la mujer, a quien
concede capacidad y derechos reservados antes
a los hombres. Y estoy completamente de acuerdo
con los movimientos feministas alrededor del país
y toda Latinoamérica, es más, apoyo y me uno a la
causa. Pero cuando esto raya en el maltrato, tanto
físico y mental, a mi persona, debo siquiera, pronunciarme
en contra del mismo. Parecerá a todos ustedes que
exagero, pero la verdad es que soy un hombre que
debe estudiar en la universidad bajo un ambiente de
represión y tiranía, en una facultad dominada por la
opresión de, sí, las mujeres tan divinas. Mi situación
no es tan grave, debo mencionar, en comparación a
otros casos de los que estos ojos han sido testigos.
Obviamente, no mencionaré el nombre de dicho
individuo, que día a día es injuriado en las más
diversas formas por las mujeres, un hombre que
lleva a saber Dios, cuántos meses bajo tanto castigo
impune. Y por esto, por él y por los demás hombres
que vivimos a nuestro pan de cada día estas situaciones,
hago un reclamo hacia dicha asociación que tanto nos
atormenta. No, no me atemoriza las represalias que
todo esto pueda conllevar consigo, me encuentro
dispuesto enfrentarlas, a levantarme en gritos de
libertad y morir, se eso fuese imperativo para la
liberación de los hombres. El enemigo, tan macabro
y vicioso, logra despistar a los incrédulos, logrando
de esta manera atraparlos y volverlos simples mojigatos
al servicio y entretenimiento de estas. Tan terrible, pero
aún falta lo peor, y es que se está sucediendo un caos
mayor que la vida misma en tales condiciones, resulta
que una terrible epidemia, denominada Síndrome de Estocolmo,
comienza a apoderarse de nosotros, y trato de escribir mis
últimas muestras de cordura antes de sucumbir a dicho
mal y verme completamente perdido. Ojalá que esta muestra
de expresión no llegue a perderse en los túneles
de la intrincada red del domino femenino, les escribo
a ustedes, para que algún día den noticia al mundo de nuestro
eterno sufrimiento en la isla de Lesbos.
Doña Carmen
3 comentarios:
¡Soy testigo de tales injurias! No quiero mostrar mi nombre por temor a extorsiones posiblemente inminentes. Mis nervios viven día a día oprimidos, están asfixiándose, muriendo, moriré degollado por el maltrato.
Protestar o callar, he ahí vuestro dilema y como testigo bifocal del diario castigo inminente a la tan ansiada libertad de expresión masculina llego a la conclusión que, después de todo, hombres y mujeres no somos tan diferentes como proclamamos, igual sufrimos, igual gozamos. Unificando el dicho para ambos partidos "Mal con ell@s, peor sin ell@s"
PoBrEsItO vIvEs oPrImIdO eN eSa fAcUltAd... pErO nO tE rEfIeRaS aSÍ aL gRuPO dE sEñOrAs...
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