domingo, 30 de marzo de 2008

¿Dónde...

La luz de un bombillo se destruye en la oscuridad de la noche sin luna, el suelo está empapado por una lluvia escasa y sin sentido, ni un solo automóvil avanza, los transeúntes pernoctan en las murallas frías de la ciudad, el alambrado eléctrico se entrelaza con los cuerpos incompletos de los cacalotes, las sepulturas se esconden entre el monte descuidado. Logro encontrar el mausoleo que no paraba de atormentarme en mi lecho, las pequeñas rejas aun se sostienen a pesar de las inclemencias del devorador de hijos, me es fácil franquearlas con un pequeño salto, y me encuentro en un enlosado adornado de agapantos esplendorosos. La construcción se asemeja inmensa, vislumbro en el pórtico en enorme relieve las palabras: "LASCIATE OGNI SPERANZA, VOI CH’ENTRATE". Las puertas apenas sostienen unos cuantos cristales rotos que algún día pertenecieron a hermosos vitrales. Muevo el pestillo y entro con un paso firme, al poco tiempo me faltan fuerzas para seguir, y aun no he llegado a la lápida debida. Luego de recorrer varios metros en el estrecho pasillo, llego al último candelabro oxidado y giro todo mi cuerpo sobre mi derecha, ahí está, parte de la inscripción está destruida, apenas puedo ver unos números: 14/11/07. Salgo apresuradamente, empapado en sudor; saco un cigarrillo de la cajetilla que compré hoy temprano, lo enciendo con un cerillo de madera, como me enseñaron, y comienzo a fumar, caigo en la cuenta de que el viento ha dejado de soplar.

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